Conoce a Félix y Adriana, un amor de platino

El platino es un metal precioso que se caracteriza por su gran ductilidad, por mucho que se deforme no llega a producirse en él rotura alguna. Esto es un verdadero sı́mil del matrimonio.

Las Bodas de Platino significan fidelidad en estado puro. Son sinónimo de haberte mantenido fiel, conviviendo día tras día con el amor de tu vida a pesar de los numerosos contratiempos que hayan surgido a lo largo de 65 años.

Hoy, 7 de diciembre, vı́spera de la Inmaculada Concepción, entrevistamos a Adriana Flores y Félix Jiménez, un matrimonio entrañable de nuestra parroquia, quienes un dı́a como hoy, hace 65 años, dijeron delante de Dios y de la Iglesia que se amarı́an y respetarían todos los dı́as de sus vidas.

Nacieron en 1932, en Provencio, un pueblo manchego de Cuenca, casi en la provincia de Albacete. Tras conocerse casi desde que tuvieron uso de razón, comenzaron a salir a los 14 años para finalmente casarse de 25. A los pocos años, se llenaría de alegría su hogar con el nacimiento de Pilar, una niña risueña, que a todos llamaba la atención por su belleza, como una muñequita.

¿Cómo fue que terminasteis viviendo en Madrid?
(Adriana) Félix trabajaba felizmente en el campo. Cuando tenı́a 34 años el médico le indicó que debı́a buscar otro trabajo que no supusiera tanto esfuerzo, ası́ que tuvimos que dejar el pueblo y desplazarnos a Madrid, donde empezó a trabajar de transportista en Olivetti, hasta que se jubiló . Me dio mucha tristeza abandonar nuestro querido pueblo, pero en seguida vi que habı́a merecido la pena, al ver cómo Félix se recuperaba casi totalmente de su enfermedad.

¿Cómo empezó la afición de Félix por escribir poesía?
Ya viviendo en Madrid, Félix aprovechaba todos los dı́as de camino al trabajo para pasear por el parque El Retiro. Siempre con su libretita y su boli tomando nota de todo lo que le llamaba la atención para luego escribir. Ası́ fue que comenzó esa afición. Dice aún recordar la primera poesı́a que hizo mientras contemplaba la estatua de Alfonso XII a caballo y que terminada ésta, vinieron miles.

Félix tiene un don especial. Tanto es ası́, que durante muchos años envió sus poesías a la cadena Ser, donde se recitaban en un programa radiofónico. Adriana las tiene grabadas y las guarda con mucho cariño.

Su familia, especialmente su yerno Carlos y sus nietos, empezaron a recopilarlas. «Empezamos a recopilar las poesı́as, Félix aprendió a escribir a máquina y después a ordenador» (comenta Carlos) y lo demás, es historia. Hoy en día cuenta con varios libros publicados con poesías dedicadas a su esposa, a la Virgen, a su pueblo Provencio, a su familia; y un arsenal de premios y elogios cosechados.

¿Qué anécdota quisierais compartir con nosotros?

Después de ya muchos años, entre risas, compartieron con nosotros una muy especial de cuando tenían alrededor de 13 años. Fueron a Villarobledo a comprar una enciclopedia para el colegio, más de 20km tapados con una manta mientras diluviaba. Una vez allı́, mientras sus padres hacı́an las compras, Adriana cogió a Félix de la mano y salió corriendo a enseñarle el tren porque nunca antes lo habı́a visto. Menuda regañina les cayó por irse sin avisar.

Carlos y Pilar también recuerdan, hablando de anécdotas, el buen sentido del humor que siempre ha caracterizado a Adriana. Cuando Carlos estuvo viviendo en La Lı́nea por trabajo, tenı́a que ir todos los dı́as a Gibraltar. Adriana llamó a la radio para que le gastaran una broma, diciendo que le habı́a tocado un premio: un mono de Gibraltar. Estuvieron riéndose muchos años.

Otra vez le gastó una broma a un primo suyo, le dijo a los de la radio que le llamaran para decirle que le habı́a tocado una dentadura postiza ¡de segunda mano! (todos recuerdan y ríen).

Pilar, ¿qué es lo más importante que has aprendido de tus padres?

La responsabilidad. Habı́a que trabajar duro, estar siempre dispuesto a aprender.

Mis padres me mimaron mucho, me tenı́an muy protegida, quizás en exceso. Supongo, por ser hija única, tenı́an más miedo. Cuando empecé a salir con Carlos, descansaron un poco. Para ellos, Carlos es como otro hijo.

Tengo grabado en mi corazón el ejemplo de mis padres de una vida de sencillez, templanza y respeto.

(Simón): Lo primero que se me viene a la cabeza cuando pienso en mis abuelos es el cariño y el amor que siempre nos han dado. Y la sencillez de sus vidas.

¿Algún momento feliz en vuestra vida?

Félix ya no puede andar, está en cama, sale a dar un paseo en silla de ruedas. Su vida está bastante limitada. Pero cuando le preguntamos por el momento más feliz de su vida, no dudó en decir: Todos.

Adriana recuerda de forma muy especial todos los momentos vividos con sus nietos y biznieto, por quienes siente verdadera pasión.

(Adriana): Nos costó mucho tener a nuestra hija Pilar, cuando llegó fue una alegrı́a enorme. Luego llegaron los nietos Simón y Darı́o y la alegrı́a fue aún mayor, pues, tienes tiempo para disfrutar de ellos. Y ahora con el biznieto, Dylan, imagı́nate…

Y… después de 65 años, ¿es posible mantener vivo el amor? Contadnos el secreto

Por supuesto. Seguimos muy enamorados. Somos muy felices.

¿Qué consejo le daríais a los demás matrimonios?

Que no se separen nunca. Qué tristeza cuando hay niños y no crecen viendo el amor de sus padres. Si habéis prometido ante Dios amaros, no os podéis luego ir con otro (a). En el matrimonio hace falta mucho respeto, esa es la clave. Hay que tener templanza, equilibrio. El matrimonio debe ser una balanza, unas veces se inclina hacia un lado; otras veces, al otro. Hay que perdonar siempre y estar unidos en todo desde el primer día. Hemos tenido muchas cosas en tantos años, imagı́nate. Pero nunca, nunca hemos discutido. Ha sido una felicidad tan grande.

Os dejamos algunos de los poemas de Félix, los cuales tuvimos oportunidad de leer y comentar durante la entrevista.