Esta costumbre tradicional consiste en bendecir tiza dentro de la misa de la fiesta de la Epifanía, que posteriormente será repartida a los fieles para que marquen las puertas de sus casas.
Marcar con tiza la puerta de nuestras casas es una forma de celebrar y, literalmente, dejar una marca de la bendición de Dios en nuestras vidas y hogares, en el día de la Epifanía
Con el tiempo, la tiza se irá borrando. A medida que lo haga, nosotros dejaremos que el significado de las palabras latinas profundice en nuestros corazones y se manifieste en nuestras palabras y acciones: Christus mansionem benedictat, «Que Cristo bendiga esta casa».
Las tizas se bendecirán en la misa vespertina de 19:30 h del 5 de enero y, quien lo desee podrá recogerla al acabar cualquiera de las misas.
Una forma tradicional de hacerlo es usar una tiza para escribir sobre la entrada del hogar 20 + C + M + B + 22.
Las letras C, M, B tienen dos significados. Son las iniciales de los nombres tradicionales de los tres reyes magos: Gaspar (Caspar en latín), Melchor y Baltasar.
También son la abreviatura de las palabras en latín Christus mansionem benedicat, es decir, «Que Cristo bendiga esta casa». El símbolo «+» representa la cruz y 2022 es el año.
Instrucciones para bendecir el hogar
Usando la tiza bendecida, escribe en el dintel de tu puerta principal lo siguiente:
20 + C + M + B + 22 (a medida que recitas):
Los tres Reyes Magos, Gaspar, Melchor y Baltasar siguieron la estrella del Hijo de Dios que se hizo hombre dos mil quince años atrás. Que el Señor bendiga este hogar y nos acompañe durante este nuevo año. Amén.
Luego ofrece la siguiente oración:
Te pedimos, Señor, que bendigas esta casa y a cuantos viven en ella: que haya siempre en este hogar amor, paz y perdón; concede a sus moradores suficiencia de bienes materiales y abundancia de virtudes; que sean acogedores y sensibles a las necesidades de los demás; que en la alegría te alaben, Señor, y en la tristeza te busquen; en el trabajo encuentren el gozo de tu ayuda, y en la necesidad sientan cercano tu consuelo; cuando salgan, gocen de tu compañía, y cuando regresen, experimenten la alegría de tenerte como huésped; que esta casa sea en verdad una iglesia doméstica donde la Palabra de Dios sea luz y alimento, y que la paz de Cristo reine en sus corazones hasta llegar un día a tu casa celestial. Por Cristo, nuestro Señor.