Jornada mundial de los abuelos y personas mayores

El próximo domingo, día 25, festividad de San Joaquín y Santa Ana, se celebrará la Jornada Mundial de los abuelos y mayores, tal y como ha hecho público el Santo Padre, reservando para este motivo los cuartos domingos del mes de Julio de cada año.

Se concederán indulgencias plenarias a todos aquellos que participen de una u otra manera, según sus posibilidades, en dicha jornada.

Este año el lema que se ha elegido es: “Yo estoy contigo todos los días” (Mt 28,40). Es esta una promesa que hace Dios a todos aquellos que necesitan ser socorridos en su debilidad; pero al mismo tiempo es también una llamada a todos para entregarse a los demás con el mismo amor que reciben del Señor.

En esta Jornada el Papa invita a toda la comunidad eclesial a acompañar a los mayores. La pandemia se presenta como una prueba de fuego para esta llamada. Se viven situaciones en que la cercanía física de los familiares resulta imposible. Esto desgarra el corazón y valora la necesidad de tal compañía. Este es el motor de estas jornadas que se extenderán más allá de la terminación de la pandemia.

El Papa nos transmite también el importante papel de los mayores como transmisores de la fe. Son un activo necesario para la construcción y la vida de la Iglesia.

Es necesario recordar que forman parte inseparable de la familia. No se debe romper nuestra cercanía en favor de terceras personas o instituciones.

Estas jornadas se presentan como una fiesta en favor de la reconciliación entre las generaciones, venciendo divisiones y egoísmos. Sabemos que el padre del hijo pródigo celebró la llegada de su hijo, preparándole una fiesta, en vez de juzgarle y procuró implicar en este recibimiento a su hijo menor para vencer divisiones o envidias.

El Papa destaca como mejor herramienta pastoral hacia los mayores la visita, como una obra preciosa de caridad.

Por último, creo necesario plasmar unas pinceladas del mensaje que el Papa ha dirigido a la Iglesia con motivo de estas jornadas. Nos recuerda, para que lo grabemos en el corazón, que el Señor conoce nuestros sufrimientos. No le es indiferente la soledad o el dolor del anciano y se encarga de mandar su bálsamo en el momento y la forma que su Providencia decida. Escucha cada oración como lo hizo con la de San Joaquín enviándole un ángel para su consuelo. “Yo estoy contigo todos los días” nos dice el Señor en medio de la noche. Él enviará un mensajero, en forma de nieto, hijo o amigo para aliviar el sufrimiento del anciano.

Es necesario también, nos dice el Papa, la lectura y meditación de la Sagrada Escritura. Ella es la luz que el hombre necesita para poder caminar sin tropezar en el pecado, sin caer en el egoísmo.

Como colofón el Papa menciona tres misiones especiales de los mayores: “Custodiar las raíces, transmitir la fe a los jóvenes y cuidar de los pequeños”

La vejez disminuye la fuerza física, pero el espíritu no envejece, y con la ayuda de Dios se puede llevar a cabo lo que el Señor pide. Los mayores tienen un papel importantísimo para que la Humanidad se reconstruya y pueda salir renovada una vez la pandemia haya sido superada.

Feliz jornada de los abuelos y personas mayores para todos.