La Iglesia, como Madre, acompaña con su intercesión a quienes han dejado este mundo, ofreciendo por ellos la oración de intercesión más valiosa de todas: la Santa Misa, en la que Cristo entrega su vida por la redención de nuestros pecados y resucita como prenda de nuestra vida eterna.
Del 3 al 5 de noviembre pondremos una lista sobre el Altar, de modo que las santas Misas que se celebren en la parroquia se ofrecerán por todos ellos.